sábado, 24 de abril de 2010

Monte Perdido por la Escupidera

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Después de varios aplazamientos, por fin pudimos ponernos de acuerdo el madrileño que conocí en Cabaña Verónica y yo (ver Diciembre 2009 - Cabaña Verónica Acopling)
Hacía poco que había adquirido el libro "50 Ascensiones Clásicas" de Raúl Lora, y estaba como loco por empezar a tachar cumbres.
Mi intención era volver a Picos con el mismo plan que habían llevado ellos: Noche en Cabaña Verónica,y Horcados Rojos + Tesorero.
Sin embargo, el compañero tenía claro su objetivo: Monte Perdido. Había estado en dos ocasiones ese invierno, y las dos veces se tuvo que retirar por mal tiempo.

Ummm...Ojeando el libro del tito Lora, Monte Perdido parecía bastante más "serio"... A poco que uno se ponga a ojear internet, se da cuenta de la mala fama que tiene "La Escupidera":
Sesenta y pico muertos no es algo que se pueda tomar a la ligera. Seguramente será uno de los puntos más negros de todo el Pirineo. Seguramente, debido a la gran afluencia de inexpertos que allí acuden.
Pero, ¿que soy yo sino un inexperto?

-- Bueno, si no lo veo claro, me doy la vuelta - me digo a mí mismo.

¡Ver Ordesa entre nieves, bien vale el viaje!

 Viernes 23
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Llegada al aparcamiento a eso de las 15:40 o así (sí, hemos salido muy tarde Madrid). Entre el bocata y los preparativos del equipo etc, no salimos de la pradera hasta las 16:30. El día, perfecto para andar. Ni rastro de las lluvias que nos temíamos y que nos habían pillado en Biescas camino a Torla. El parking con muuuucha gente tal como nos esperábamos por aquello de ser puente en Aragón (San Jorge).

-->Con 17 kg a la espalda,demasiado para ir de refugio, pero de buen rollo. Hay muchas ganas, y -->empezar a pisar algo de nieve bien prontito nos anima. Para nada nos imaginamos -->toda la que nos esperaba arriba …
 

 
-->Se va ganando altura suavemente, siempre acompañados por el murmullo del río, que a estas alturas baja bien cargado y con fuerza, y vigilados por las escarpadas paredes a ambos lados. El circo,como todos los de origen glaciar, hace forma de U, así que no encontraremos el final del camino, hasta tener la sensación de que las murallas se van cerrando. La visión de las distintas gradas nos mantendrá embelesados todo el camino.


 
-->A las 18:40 , unas dos horas después, ya estamos en la pradera que lleva a Cola de Caballo. El tiempo nos sigue respetando, y la lluvia que anunciaba el parte metereológico no hace acto de presencia. Nublado pero sin lluvia, ideal para caminar.


 -- Joder tio, a mí la mochila me tira del cuello.
-- ¡No ,a mí no ,no te jodé! - respondo
-- Vamos a fumarnos un piti y descansamos un poco, que con toda la tropa que va pa las clavijas, igual nos cae algún pedrolo.
-- Pero, ¿por dónde tenemos que subir?

Y cuando me señala con el dedo, efectivamente veo un buen grupo de gente dirigiéndose hacia las clavijas.

Esperamos nuestro turno pacientemente. A mi compañero le da tiempo a fumarse un par de pitis, y a mi a ponerme el modelito ferratero.


-- No te hace falta eso, hay un peazo cadena de la ostia.


Este no se ha enterao todavía de lo cagaete que soy...


Así que aunque todo el mundo las pasa simplemente con la ayuda de la cadena, yo me voy asegurando con un cabo de anclaje como si de una ferrata se tratase, para desesperación de mi compañero, que aunque me diga que sí, que hago bien que la seguridad es lo primero, yo sé que por dentro estará pensando algo así como "la madre que lo parió..." (foto de Isra).



 La verdad es que se suben sin problemas. El terreno es bastante accidentado y suele haber buenos apoyos para pies, y cuando parece no haberlos, una providencial clavija permitirá el siguiente paso.




Superadas las clavijas, las vistas del cañón son ya espectaculares. ¡Cómo deben ser desde la cima del Monte Perdido! Pero eso será mañana... De momento, vamos a conformarnos con que nos den de cenar en el refugio, que ya llevamos bastante retraso, y está empezando a oscurecer.


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El refugio estaba atestado, y no eramos los únicos que acabábamos de llegar. El grupo que llevabamos delante en las clavijas de Soaso aún estaba colocando los trastos. Así que la llegada fue un poco agobiante, por aquello de las estrecheces de la zona de taquillas y la gente entrando y saliendo. Después de venir del Ángel Orús el mes anterior, la verdad es que se ma hacía un poco cutre. Que luego no es que esté mal... ¡pero el Ángel Orús está mucho mejor!. Especialmente en cuanto a los aseos se refiere. Allí por lo menos había un par de químicos como Dios manda. En el Goriz, son de esos que dejas caer el huevo con un pie a cada lado en cuclillas, y para colmo los papeles no se deben tirar al agua, sino depositarlos en una papelera. Osea que imagínate todo aquello lleno de papeles  untaos de nocilla …
Eso sí, aunque la hora oficial de cenar son las 19:00, no tuvimos ningún problema para que nos atendieran. Además, la comida es buena y en cantidad. Nos metimos unas lentejitas, ensalada, y filetillos de lomo en salsa. Todo bien excepto las natillas , que no tenían consistencia alguna.


Sábado 24
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En la montaña, es de obligado cumplimiento el madrugón por mucho que el tenor de turno te haya dado la nochecita con sus ronquidos. Y siempre siempre, va a haber alguien que ronque de verdad. Quizá por eso en el Goriz venden tapones para los oídos a 1 eurete.
Nosotros pensábamos levantarnos a eso de las 05:00 . pero luego lo pensamos mejor, y decidimos hacer como la inmensa mayoría: pillar un buen desayuno a las 06:00 , y salir con el estómago bien lleno.
Así que al final, salimos a las 07:30 más o menos, con los frontales ya en la mochila, formando parte del gran pelotón que, en su mayoría, se dirige al Monte Perdido. 


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La subida no deja muchos respiros y es bastante mantenida, haciendo que cada uno busque su propio ritmo, desintegrándose rápidamente el pelotón inicial. 

La última subida antes de llegar al collado , me obliga a parar a comer y beber bien, sentadito sobre las piedras, y sin prisas. Tan hasta las narices voy de tirar parriba, que mis ojos no ven más que otra cuesta tremenda, ¡¡¡y no me percato de que estamos ya a pie de la escupidera!!!





La figura solitaria que va en cabeza, muy por delante del resto, es la de mi compi. El tio está muy fuerte y ha ido adelantando a todo el mundo. Yo no puedo seguir su ritmo, y tampoco le he asegurado que fuera a subir hasta la cima, que todo dependía de cómo viera el tema. Así que él ha tirado sin esperarme. No pasa nada, yo lo prefiero así.
 Estoy cansado
-->y tengo muy presente las 60 personas que han perdido la vida en ese punto en 30 años, así que -->tengo muy claro que no quiero uno de esos tropezones tontos con los crampones como el que me jodió los pantacas hace poco, y voy a paso tortuga. --> Tan concentrado voy, que ni saco la cámara para hacer fotos. Sólo miro la huella abierta, y dónde voy colocando los pies, pasito a pasito. No me importa que me adelanten 2 pollos a los que sacaba bastante ventaja. -->El regatón no se hunde todo cuanto quisiera, la huella no es muy profunda , y -->el final de la escupidera coge algo más de inclinación, así que con calma.
Desde la misma antecima, las vistas son espectaculares. Aquí hacia el valle de Pineta.




Un último empujón, con la pendiente algo más acentuada, y cima a eso de las 10:45, unas tres horas y media desde Goriz. Realmente, no hay dificultad técnica. El -->piolet se lleva todo el rato como simple bastón, -->nada de tracción o piolet ancla. Pero eso sí, yo creo que es mejor haber praticado antes en otros picos. 

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A pesar de haber bastante gente en la cima, ésta es muy ancha y el día está muy despejado, osea que nos podemos recrear con las sobrecogedoras vistas sin problemas. 

Y pensar que ayer vinimos desde allí ...



Punta de las Olas:


El Cilindro, ¡qué gran pico!



En fin...Eches donde eches la vista, todo es de una belleza y una grandiosidad sobrecogedoras. ¡Cómo deben ser entonces sitios como Alpes, Andes, Himalaya...! No lo puedo ni imaginar.


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Calculo que estamos en la cima unos 20 minutos, y después toca bajar. Así que paso del modo disfrutón de la cima al modo cuidado-escupidera  de nuevo, y tengo en cuenta aquello de que, precisamente en la bajada, bien por pérdida de atención, o bien por el cansancio acumulado, es cuando más acidentes ocurren.
Menos mal que, con el sol en lo alto (sobre las 11:15), la nieve está algo más blanda, y noto que ahora sí que el piolet se hunde con ganas. Seguramente que la gente que entiende de las condiciones de nieve dirá que eso no es lo bueno, que para algo madruga uno cuando va a estos sitios. Pero yo, la verdad, voy más a gusto así, incosnciente de mí, y aprovecho para sacar alguna foto de las que no he hecho subiendo.

Y también aprovecho para que me hagan alguna, claro. En esta se puede apreciar como la pendiente no es mucha, ¿unos 40º? y como el recorrido es en travesía ,no atacando de frente (foto de Isra).




 Mi compi dice de tirar pal Cilindro. ¿Ein? ¿Lo dices en serio? 
¡Y tan en serio que lo dice! Pero yo me doy por satisfecho, y prefiero irme al refu a descansar y tomar un par de cervezas, perro de mí. Por supuesto, después me arrepentiré. Pero en ese momento estoy cansao y asao de calor, y lo único que quiero es una buena sombra con una bebida fresquita. Es lo que tiene no entrenar lo suficiente.




Un penúltimo vistazo a la Escupidera:

Yaquí ,desde otra perspectiva, donde se comprende mejor el peligro que encierra:

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Algo más allá de las 13:00 horas , osea unas seis horas de pateada después, aparece el refugio.
¡Peazo cerveza bien fría que me pienso tomar nada más llegar! Eso ,y algo decente de comer que no sean barritas o galletas, que aunque vienen de puta madre, cansan pronto la verdad. Tendré un resbalón tonto en la última pendiente antes de llegar al refu, y praticaré autodetención sin piolo. Osea, clavando las 10 uñacas en la nieve como un perro al que llevan a asear a la bañera. Sustillo sin más importancia que un poco de nieve en los riñones.
 


 El resto del día lo pasaré perreando, picoteando y tomando cervezas hasta la hora de la cena. La mayoría de la gente pasa por el refugio a recoger sus cosas y tiran directos a la pradera. Pero nosotros hemos reservado una noche más, y lo podemos tomar con calma. A las 17:00 o así, mi compañero estaba de vuelta con El Cilindro en el bolsillo, y en seguida me igualó en número de cervezas. Al día siguiente, en la factura, veríamos que cada unos nos habíamos tomado 6, que no está mal. Vamos, que pagamos más por la bebida que por la comida...

Domingo 25


-->Sin madrugones, y bien desayunaditos con nuestros brioches con mantequilla y mermelada, y café con magdalenas, emprendemos el viaje de vuelta. Por cierto, que la cena de la noche anterior fue de escándalo : plato de garbanzos, plato de lentejas, ensalada de pasta, salchicha gigante con pisto, y mousse de yogurth. Creo que ninguno de los que compartimos mesa, nos podíamos ni poner en pie. 

Pensaba no entretenerme tanto en las clavijas esta vez, pero al ver la piedra tan mojada...otra vez que me puse el arnés.


¡Qué pena da irse con estas condiciones tan magníficas! -->Durante la cena del sábado, nos comentaron la posibilidad de tirar para el Taillón y después bajar por las Clavijas de Cotatuero, para así hacer una circular. Quizá hubiera estado bien, pero como ninguno de los dos lo conociamos, preferimos ir a lo seguro y volver por el mismo sitio, que a fin de cuentas aún teníamos por delante al menos 5 horas de carretera.


¡Hasta pronto Ordesa!



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