Eso sí, tuvimos que renunciar al plan inicial de cargar con la tienda y dormir por la mallata alta.
El estreno de la Vaude Explorer se está haciendo de rogar desde hace ya 1 año !
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Día 1
Salimos de Madrid a las 16:00 y llegamos al refugio Casa de Piedra alrededor de las 21:30
Viaje bastante ameno y sin contratiempos. Paramos a comer un bocata a mitad de camino, pero aún así llegamos con algo de hambre. Yo, escarmentado de llevar peso de sobra en comida, he echado poca cosa.
He hecho el tonto, puesto que el coche se deja al ladito del refu.
Cuando plantamos el saco, tenemos toda la habitación para nosotros. Unas 14
-->plazas con baño, todo bastante limpio. Parece más un albergue que un refugio de montaña.
Día 2
El desayuno lo sirven a las 06:30, y amanece a las 07:30. Osea que ponemos el despertador a las 06:20, para aprovechar hasta el último minuto. Sin embargo, nadie en nuestra habitación se ha despertado aún, así que eso nos despista un poco, y salimos algo más tarde de lo previsto. Unas magdalenas, tostaditas y galletas, y parriba.
El camino se coge fácil desde el refu. Hay que intentar ir hacia la mayor de las cascadas que desde él se ven, y al pasar cerca de una hermita veremos el sendero que sube hacia la derecha.
Por ese sendero vamos ganando altura tranquilamente, dejando el Balneario cada vez más lejos.
Prácticamente al salir de la zona boscosa, se llega a la Mallata Baja, donde ya empezamos a pisar nieve.
¡Tan contentos que estábamos, inconscientes de nosotros!
No sabíamos lo mucho que íbamos a sufrir subiendo por aquella nieve húmeda en la que te hundías a cada paso, a veces hasta la rodilla y otras incluso más, cjonuda para hacerse un granizado, pero asquerosa para caminar.
Casi todo el mundo va al Garmo Negro, hacía el que se ve una procesión de puntitos, traveseros todos ellos. De momento a Los Infiernos sólo vamos nosotros, y un par de chicos que van abriendo huella por delante. ¡La que se están pegando los pobres!
A la altura de la Mallata Alta, y en vista de los numerosos restos de aludes que hay, decidimos dar un rodeo y evitar la canal.
Nos adelantó una pareja de traveseros, y confiamos en que nos hundiriamos menos siguiendo su huella.
Pero nada de nada. Aquello estaba resultando una penitencia, más aún son ese sol radiante dándonos de lo lindo. ¡Menudos sudores tu! Aunque ya intuíamos el Collado de Pondiellos, parecía que nunca llegaba.
Pasito a pasito, llegamos por fin al Collado de Pondiellos con unos ¾ de hora de retraso respecto al horario de la guía del tito Lora, lo cual, dadas las condiciones, tampoco es tanto.
El poder visualizar nuestro objetivo, nos recarga las pilas.
Desde aquí tanto la canal como su acceso parecen más pindios, pero la verdad es que van perdiendo pendiente a medida que nos acercamos. Decidimos dejar las raquetas aquí. Una barrita de cereales, un traguito de isostar, y palante.
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La idea es bordear intentando no perder mucha altura, como viene en la guía.
Al principio parece que aquí la nieve no está tan blanda como hasta entonces, pero
-->a medida que salimos de los tramos que aún permanecen a la sombra, volvemos a encontrar nieve cada vez más blanda. Rafa no lo termina de ver claro y prefiere encarar la canal aunque le suponga un pequeño subeybaja.
Yo prefiero seguir bordeando sin perder altura, hasta que llego al Colladín que separa los Infiernos del Pico de Pondiellos. Entonces vuelvo a hundirme hasta la cintura en varias ocasiones y me da por pensar que toda aquella masa de nieve húmeda y sin cohesión se me puede venir encima en cualquier momento, arrastrándome hasta la olla de abajo, sepultándome. Intento en ocasiones ir como gateando, para ejercer menos presión, pero no sirve de nada. Estoy cansado y me cuesta mucho avanzar. Me estoy rallando con esa paranoia y pienso que no tendría fuerzas para nadar si se produjese un alud. Observo a Rafa, y aunque también le cuesta avanzar, parece que se hunde menos. Así que al final decido también perder algo de altura. En ese momento creo que hubiera sido mejor haber ido directos desde el Collado como había propuesto Rafa. Por lo menos tendríamos más tiempo de respuesta ante un alud.
Cuando por encima de mí dejo de tener nieve y paso a tener roca , me tranquilizo un poco.
Esta zona debe haber estado a la sombra más tiempo y aunque blanda, está algo mejor.
La Canal ya está a tiro de piedra. Quiero llegar a las rocas que la encajonan y descansar un poco sin mosqueos.
Cogemos el material y dejamos las mochilas. Barrita y traguito de isostar, y parriba. La canal apenas presenta pendiente, tiene huella abierta, te hundes al avanzar, y además no tiene peligro de caer sobre piedras o precipicio en caso de caída. El único peligro lo presentó el esquiador que nos precedía, ¡que se la bajó esquiando! Hay que echarle eh …Una cosa es bajarla a patuki, y otra con skis.
Intentamos ir por la sombra para hundirnos lo menos posible.
O cerca de las rocas para que sirvan de apoyo en su defecto... (foto de Rafa)
Ni siquiera a +3000m de altura logramos encontrar nieve en condiciones.
Bueno, eso …y los nubarrones que empiezan a acumularse sobre nuestras cabezas...
El tema de la Marmolera ni se toca. Cansados como estamos, y novatos como somos, quizá lo más prudente sea dejarlo para mejor ocasión. Viendo ahora las fotos, resulta imposible arrepentirse, porque además había huella abierta.
Nos conformamos con apuntarnos la cima del Infierno Central, y la del Infierno Oriental, que vista desde el Central, parece más de lo que es.
Lo mejor es perder algo de altura para evitar las cornisas.
Y fácil y rápido se alcanza la cima del Oriental
Ale, dos tresmiles pal bote en un tris
A excepción del travesero que nos precedió, y un lobo solitario que nos encontramos al bajar la canal, nadie parece ir hoy a los infiernos.
-->Eso sí, vemos un grupo subiendo toda la ladera hacia el Pico de Arnales (creo) a muy buen ritmo.
Pensamos que van a hacer todo el cresterio, como la huella que hemos visto desde los Infiernos hacia ese pico.
Pero no, harán cima y se bajarán.
Nosotros no nos entretenemos más, que la bajada con la nieve blandengue nos va a seguir haciendo sufrir, y pensamos que los nubarrones nos pueden descargar una buena tormenta en cualquier momento.
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Así que venga, pabajo to recto hacia el primer collado, el Cuello Saretas creo que se llama. Esta vez a ladear lo menos posible (foto de Rafa).
A lallegar a las rocas donde hemos dejado las raquetas, nos encontramos con un simpático vasco.
-- No tendrás una cerveza por ahí, ¿verdad?
Nada, no hay suerte.
Está esperando al grupo que vimos subir por la ladera, que ya vienen de bajada como motos.
Y mira por donde, uno de ellos sí que llevaba una puta cerveza. Pero claro, se la pimpló el solito, que para eso la había subido hasta allí. Eso sí , nos dio unos gajos de naranja. Eskerrik Asco amigo!
Les dejamos comiendo un bocata de cojones cada uno, y al poco nos damos cuenta de todo lo que nos queda por bajar. Buufffff!
Ha estado haciendo mucho calor todo el día, y tal como pronosticaron en www.aemet.es , a partir del medio día se empiezan a suceder los desprendimientos.
Al principio parece que vamos bajando a buen ritmo, mucho mejor de lo que hemos subido.
De repente, escucho un gran estruendo, como si estuviera algún reactor volando demasiado bajo, y pienso: el cacho gilipollas este va a provocar un alud y nos la va a liar parda. Entonces me doy cuenta de que no se trata de ningún avión, sino de un gran alud que está bajando ladera abajo a gran velocidad. ¡Osssstiassss tu como impresiona eso! Justo por el mismo sitio por donde había visto en una foto en internet. Debe repetirse todos los años, y por fortuna no debía haber nadie por allí. De lo contrario, estoy seguro que lo hubiera enterrado. Es de lo más impresionante que he visto nunca en montaña.
Aunque está lejos, nos sirve de estímulo para sacar fuerzas de flaqueza y meter el turbo a la bajada.
Pero nada: la nieve está intratable y varias veces me hundo más de la rodilla. Aunque íbamos bastante separados, decido esperar a Rafa. Mejor mantener el contacto visual, aunque dejando una distancia prudencial. Uno de los vascos se nos une. Cuando paso cerca de rocas, no sé si dará igual o no, pero respiro más tranquilo.
Qué stress tu!
Querer bajar a toda ostia y no poder , hundirte en la nieve húmeda y blanda esa y pensar que te puede arrastrar pabajo. Y encima pensando que te puede caer un tormentón encima, que aparte ya de lo que te puedas mojar o el aparato eléctrico que pueda traer, hubiera terminado de fastidiar las condiciones de la nieve (foto de Rafa).
Así que fue todo un alivio dejar las pendientes de mayor inclinación y llegar a las mallatas.
Por ese día, ya tenía bastante nieve.
Esta zona tiene muy mala leche con los aludes. Las pendientes son demasiado pronunciadas.
Hay que vigilar bien la predicción y condiciones antes de visitarla.Tanto stress me obliga a tomarme 2 jarritas de cerveza nada más llegar al refu...
Compartimos la habitación del refu con un grupo de traveseros del Club Peñalara que se levantaron a las 06:30 con intención de volver a subir al Garmo. Nosotros pensábamos perrear un poco, pero ya que nos despertaron, nos levantamos con ellos.
Teníamos pensado hacer la ferrata de Santa Elena, en Biescas, que nos pillaba de regreso.Nunca habíamos hecho una y teníamos ganas. Pero nada, amaneció chispeando y decidimos dejarla para otra ocasión.
El caso es que a medida que nos alejábamos de Piris, el tiempo no parecía tan malo. Y entonces me acordé de una ferrata que había visto en internet en Guadalajara. Rafa, que está a la última en eso de la tecnología, se puso a buscarla en google con su móvil. ¡Bingo! La ferrata estaba en el pueblo de Santamera, y aunque nos desviaba un poco, se puede decir que nos pillaba casi de camino. Al fin y al cabo íbamos con tiempo de sobra.
Y allí que nos plantamos como a las 13:30 o así.
La verdad , tenía una buena pinta que te cagas. Yo recordaba que impresionaba un poco, pero desde abajo no parecía muy difícil.
Pero claro, eso es hasta que te pones y te das cuenta de que hay que buscarse bastante la vida. Vamos, que no vas de clavija a clavija, sino que hay que aprovechar la roca tanto para manos como (sobre todo) pies.
La primera parte es la más delicada porque es una trepadilla en la que aún no te has asegurado al cable, y a continuación está éste, bastante suelto. Así que con la mierda de cabo de anclaje que llevábamos, sin disipador ni ostias, mejor no caerse por si aca.
Cuando se llega a una cadena, ya se respira mejor. Más seguridad y un pequeño tramo horizontal. Da mucha pereza dejarla para afrontar unas clavijas.
Luego ya sí, se va en horizontal con repisita para los pies, y se descansa un poco bajo la escalera.
El primer escalón está un poco alto, pero con un buen impulso no hay problema (foto de Rafa)
Al salir de la escalera, si no lo conocemos como nosotros, mosquea. Hay que seguir el cable de vida, más gordito que hasta entonces, y al cual me agarro dejandome de puritanismos como buen trepallina, y encarar así la cresta de la pared. Muy bonito, la verdad.
A partir de entonces, se trata de seguir todo el rato la cresta. Es bastante ancha, y superada la primera impresión se hace bien, sobre todo en aquellos sitios donde te quedas encajonado. Otro rollo sería hacer una cresta de estas sin encordar ...
Después ya sólo queda un pequeño flanqueo horizontal (foto de Rafa).
La bajada se hace andando, con un poco de cuidado de no resbalar con las piedrecillas sueltas.
En resumen, un fin de semana cojonudo.
Pudimos hacer la Canal Sur de los Infiernos , a la que tenía muchísimas muchísimas ganas, y hacer una ferrata chulísima, que nunca habíamos hecho una. Supuestamente es de Iniciación, pero yo mejor recomendaría hacer alguna otra antes. Tiempo después haría la ferrata de Santa Elena, o la de La Hermida, y son más fáciles que esta.
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