El invierno acabó sin ninguna actividad reseñable. No pude o supe aprovechar las ¿6 semanas? de anticiclón para escapar ni una sola vez a Pirineos, pero a cambio intenté disfrutar de las condiciones que nuestra sierra ofreció, y de paso, quedar con amiguetes a los que hacía tiempo no veía.
Así, con Rafa y Raúl, con los que no coincidía desde el Vignemale, quedé para darle un tiento a algunos de los tubos sin nombre :
Con los antiguos amiguetes del curro, que a esos sí que hacía tiempo que no veía, cambiamos cena navideña por mañana pedricera, que con la Ómicron campando a sus anchas, parecía mejor plan. Muy recomendable la ruta circular que hicimos desde El Tranco hasta el Yelmo, pasando por el Elefantito (wikiloc). No pudimos subir la cima del Yelmo por falta de tiempo (había que conseguir mesa para cervecear y comer juntos), pero apuntada queda pa la próxima 😉
¡Está guay eso de ver a los amiguetes hombre! Hay que cuidarlos que si no, te puedes ver más solo que Pablo Casado abandonando el hemiciclo...
Pablo Casado, encarnación del fracaso de las Juventudes frente al poder de los barones, y sobre todo , frente a una Ayuso aparentemente invencible. Ayuso 2 - Pablos 0 |
Por supuesto, con los más habituales de la pandilla, seguimos con el pedaleo, esa última afición que últimamente se lleva la mayor parte de nuestro tiempo libre, y que a la vez te permite soltar algo de adrenalina cuando recorres alguna trialera disfrutona, como durante la vuelta al Cerro de San Pedro, o bien aprendes a valorar rincones desde otra perspectiva, como ocurre cuando visitamos Patones, y vemos más allá de sus concurridas paredes.
Pero lo que más ilusión me hizo de este invierno, fue ver al chaval estrenarse con los pinchos, que ya llevaba tiempo detrás de cuadrarlo.
Unas breves explicaciones en una rampita con caída sin peligro: