domingo, 9 de diciembre de 2012

TESORERO - Esbelto entre agrestes


En Diciembre de 2009, con mis crampones recién adquiridos, y mi también recién estrenada técnica del acopling mountain, subí por primera vez a Cabaña Verónica ,sin más intención que la de dar un paseo nieveril para ir jugando con los pincharracos. Nada más ver el Tesorero, quedé prendado por su esbelta silueta triangular destacando en el horizonte desde la propia estación de El cable…


¡Qué envidia me dieron Isra y Xavi con su plan de hacer noche en Cabaña Verónica, el refugio más singular y entrañable de toda nuestra geografía, para atacar la pirámide de nieve al día siguiente! Tanta, que me prometí a mí mismo emular su aventura tan pronto como me fuera posible…

Lo cual no fue posible hasta justo un año después: En Diciembre de 2010, cansado de esperar a encontrar compañero, me lié la manta a la cabeza y me piré pallá soliplás. ¿No dice la guía del tito Lora que ese pico es fácil? ¡Pues venga! Y aunque en aquella ocasión disfruté compartiendo noche en Cabaña Verónica con unos amigos de Reinosa, estrenando mi saco de plumas, y soltándome en eso de las invernales (como por ejemplo aprendiendo que es mejor “invertir” algo de agua que intentar fundir nieve “a palo seco”), lo cierto es que un sustillo con una torca acabó con mis ganas de hacer cumbre, dejando pendiente el Tesorero. Aunque sólo quedó en eso, en susto, decidí que era mejor no volver a aventurarse en solitario por aquellos parajes, opinión que se vió reforzada al pasar por allí en verano durante una circular al Llambrión, y comprobar lo irregular y caótico de aquel terreno…

Ahora, en Diciembre de 2012, se da la circunstancia de que me encuentro en Asturias disfrutando con la familia del puente de la Constitución, que hace casi 6 meses que no salgo al monte, que llevamos mes y pico lloviendo todos los putos fines de semana, que ha caído un paquetón de nieve que te cagasssss, y que justo el día que toca regresar a Madrid, me cago en la madre que parió al Meteosat, va a hacer un día del copón…Teniendo oportunidad de empaquetar a la familia en coche ajeno, y pudiendo retrasar tu regreso unas horas, ¿no te aferrarías tú a esa oportunidad, no sea que vuelva la jodida borrasca del Atlántico y te tenga otro mes más encerrado en casa? Pues exactamente eso es lo que yo hice, aunque de nuevo no tuviera compañero “oficial” y me tocara acopling-mountanearme otra vez ¡Carpe diem que dirían los chicos del Club de los poetas muertos, aparte de “No a los recortes en Educación” en estos tiempos que corren!

Para no perder la costumbre, hoy también voy de estreno a Picos: si ya 1/2 estrené los crampones y el saco de plumas en su día, hoy le toca el turno a unas raquetas TSL Evasión que he pillado de oferta en el Deca de Oviedo. Yo quería las TSL 225 de oferta en Forum, pero al ir a por ellas, me informan de que ¡se han agotado en un par de días! Pues si que está el personal con ganas de nieve ,sí…

Así que al salir de El Cable, me fijo en la peña que se para a calzar esas raquetas, que son unos cuántos, y me da por pensar: ¿será éste el mamón que me las ha quitao, será esta la mamona? Pero la verdad es que los primeros pasos se hacen bien con botas, y con lo pisado que está el camino, no hay necesidad de entorpecer pieses, así que empiezo a dejar a la peña atrás.

¡Miale allí al fondo qué bonico es el jodio! 


Joer, pos si que voy solipankis…O la peña se ha enrollao mucho pa ponerse los trastos, o voy hecho un mulo, que no creo que sea el caso…




Pero entonces veo que me sale este chaval por la izquierda, raquetas en ristre, y después de lo que me ha hecho sudar la última cuesta, pienso que ya va siendo hora de bajar los plásticos del lomo y estrenar mis TSL. A mayor altitud se ha debido acumular más cantidad de nieve, pero no ha bajado la temperatura lo suficiente, con lo cual te hundes más en la parte final del recorrido, que en cotas bajas.




A los pocos pasos de pingüino, me cruzo con una pareja con carabina, usease, dos barba-faces y una chica, que me informan de que han pasado la noche en Cabaña Verónica y han subido al Tesorero. ¡Dita sea que suerte tienen algunos! Eso quiere decir que hay huella, lo cual es cojonudo para mis propósitos…

-- Osea que está en buenas condiciones, ¿no? – me intereso.

-- Sí, sí. Nosotros cuando hemos subido esta mañana hemos tenido que ir abriendo huella, pero ahora la sigues sin problemas. Bueno, la parte final está pindia ¡eh! –  me advierte.

¡Vaya! Eso ya no suena tan bien L

Al que le interese, puede ver algunas de sus imágenes en el siguiente enlace. Yo cuando vi a estos muchachos, prometo que estaban  a todo color jijijijij.


 Sigo raqueteando con el Tesorero cada vez más cerca, pensando que no debe faltar mucho ya para llegar a la Vueltona



.... ¡Y no me doy cuenta de que esta vez no hay huella por el camino de verano, y en su lugar he hecho el sube-baja del Jou, hasta que casi me doy de morros con Cabaña Verónica!



¡Recula Genaro que es pal otro lao!


¡Fale! Ya tengo mi fotaca desde el Collado de Horcados Rojos y puedo ver la huella hacia el Tesorero. ¿Y ahora qué?





Ahora a esperar a ver si viene alguien, no sea que con huella y tó meta el pienrrel de nuevo en una torca, y si no hay suerte despacito y hasta donde dicte la prudencia…o la gallinitis.

Me paro a comer unas galletas de chocolate, y no hay suerte con la primera pareja que me encuentro, que sólo han venido a hacerse la foto desde el Collado. El chico que me adelantó con las raquetas, y la mayoría de los que nos seguían, se han parado en Cabaña Verónica.


Pero antes de que termine de guardar las raquetas y sacar los crampones, llega otra pareja macho-macho, y éstos sí, tienen intención de subir al Tesorero. ¡Yuju! ¡Ya tengo acople!

Mientras el chico que iba más adelantado se para a esperar a su compi, voy avanzando unos metros, convenciéndome de que esta vez sí, es posible que pueda subir al Tesorero (apenas visible en esta foto, no se trata de la aguja rocosa que se aprecia a la derecha, sino de la cumbre que asoma tímidamente). Veremos a ver.



En este punto, veo que las huellas se bifurcan. Unas hacia la izquierda, hacia lo que creo es la cara Sur, y otras que siguen la ruta descrita en la guía “50 Ascensiones Clásicas” de Raúl Lora. La verdad es que más fácil parece la otra…

-- Es que la ruta de Lora es para el verano me informa Jose





Así que dejamos atrás las huellas más directas, por así decirlo, y llegamos a un colladín a pie de la ¿cara sur? Vamos, la que da hacia Cabaña Verónica, para aclararnos…



Nos libramos del peso de las mochilas, y parriba. Gustoso les cedo el turno, faltaría más, y eso que desde aquí se ve todo muy facilillo, y no intuyo el paso “de pensar” que aguarda entre las rocas.




Un paso de sólo un par de metros, que con la roca desnuda o la nieve más dura no sería nada, pero que con esta nieve reciente ocultando los agarres en roca, y desmenuzándose a cada intento de asentar el piolet, parece más.

Así que cuando llego a cima…




….Más que deleitarme con las vistas…







…Miro y remiro el paso malo de la subida.




Pienso que quizá sea posible evitarlo alejándonos de la zona de roca, bajando la pendiente de nieve cara a la pared como ya ha empezado a hacer Jose. Pero como él mismo apunta, no hay ninguna seguridad de que bajo esa capa de nieve inconsistente no se escondan zonas de roca aún peores, así que regresamos siguiendo las huellas. Cuando toca deshacer los 4 pasos de travesía, mi pie derecho no parece encontrar ningún apoyo firme, y mucho menos aún el piolet, que rasga la nieve como mantequilla y ofrece menos sujeción que la propia mano. Jose, al ver  mi baile de pies, vuelve a subir hasta mi altura, y me indica que intente encastrar la hoja del piolet en una ínfima fisura que él ha utilizado antes, al tiempo que me canta los apoyos para pie. La verdad, sin su ayuda las hubiera pasado putas…Posiblemente me hubiera tenido que aventurar a abrir huella por la zona de mayor pendiente, como ha decidido hacer Chema al observar mi indecisión, con resultado satisfactorio.



Un abrazo de agradecimiento, traguito de agua para recuperar los líquidos que este pedazo de día nos hace sudar (7ºC según el reloj de Chema, pero con una sensación muy agradable y sin pizca de viento, y yo encima he olvidado la crema solar con todo lo que el Calleja anuncia la suya…), y recogemos las mochilas. 



Durante toda la bajada del Tesorero no nos encontramos a nadie, así que exceptuando los tres que durmieron en Cabaña Verónica, parece que hemos sido los únicos en subir. Si no me hubiera encontrado con estos compañeros, no creo que hubiera subido.

Horcados Rojos, que se quedó a medias a falta de la mini-cresta la vez anterior, se queda en el DEBE para la próxima.



Para cuando llegamos al teleférico son las 16:45, así que para intentar encadenar las 2 cumbres en el día, es necesario ir ligerito y sin entretenerse nada (en invierno el teleférico cierra a las 18:00). Nosotros apenas paramos para hacer unas fotos en la cima y comer un sándwich, y doy fe de que mis compañeros bajaron del tirón a buen ritmo. Tanto es así, que por un momento pensé que buscaban alguna especie de descuento en el teleférico por llegar antes ;-)

Una cervecita en la cafeta de El Cable, que encima no me dejaron pagar, y nos despedimos con un intercambio de direcciones. Creo que los tres nos vamos satisfechos por el estupendo día que hemos disfrutado en este pico tan coqueto, que no será un 3.000… ¡pero ni falta que le hace!

¡Un saludo para mis amigos de Santander!





2 comentarios:

  1. ¡Genial!, yo he subido 2 veces pero ambas en Verano y esta mucho chulo pera las vistas invernales desde la cima son espectaculares!

    Dejamos Tesorero y PeñaVieja para otro día que te acompañe yo :)

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  2. Hombre Rafa, ¡eso ya sabes que cuando quieras!
    Lo de "esta mucho chulo" suena a swahili tú!
    Si es que tanto trail no puede ser bueno...
    ;-)

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