En Diciembre de 2009, con mis
crampones recién adquiridos, y mi también recién estrenada técnica del acopling
mountain, subí por primera
vez a Cabaña Verónica ,sin más intención que la de dar un paseo nieveril
para ir jugando con los pincharracos. Nada más ver el Tesorero, quedé prendado
por su esbelta silueta triangular destacando en el horizonte desde la propia
estación de El cable…
¡Qué envidia me dieron Isra y
Xavi con su plan de hacer noche en Cabaña Verónica, el refugio más singular y
entrañable de toda nuestra geografía, para atacar la pirámide de nieve al día
siguiente! Tanta, que me prometí a mí mismo emular su aventura tan pronto como
me fuera posible…
Lo cual no fue posible hasta
justo un año después: En Diciembre de 2010, cansado de esperar a encontrar
compañero, me lié la manta a la cabeza y me piré pallá soliplás. ¿No dice la
guía del tito Lora que ese pico es fácil? ¡Pues venga! Y aunque en aquella
ocasión disfruté compartiendo noche en Cabaña Verónica con unos amigos de
Reinosa, estrenando mi saco de plumas, y soltándome en eso de las invernales
(como por ejemplo aprendiendo que es mejor “invertir” algo de agua que intentar
fundir nieve “a palo seco”), lo cierto es que un sustillo
con una torca acabó con mis ganas de hacer cumbre, dejando pendiente el
Tesorero. Aunque sólo quedó en eso, en susto, decidí que era mejor no volver a
aventurarse en solitario por aquellos parajes, opinión que se vió reforzada al
pasar por allí en verano durante una circular
al Llambrión, y comprobar lo irregular y caótico de aquel terreno…
Ahora, en Diciembre de 2012,
se da la circunstancia de que me encuentro en Asturias disfrutando con la
familia del puente de la Constitución ,
que hace casi 6 meses que no salgo al monte, que llevamos mes y pico lloviendo
todos los putos fines de semana, que ha caído un paquetón de nieve que te
cagasssss, y que justo el día que toca regresar a Madrid, me cago en la madre
que parió al Meteosat, va a hacer un día del copón…Teniendo oportunidad de
empaquetar a la familia en coche ajeno, y pudiendo retrasar tu regreso unas
horas, ¿no te aferrarías tú a esa oportunidad, no sea que vuelva la jodida
borrasca del Atlántico y te tenga otro mes más encerrado en casa? Pues
exactamente eso es lo que yo hice, aunque de nuevo no tuviera compañero
“oficial” y me tocara acopling-mountanearme otra vez ¡Carpe diem que dirían
los chicos del Club de los poetas muertos, aparte de “No a los recortes en
Educación” en estos tiempos que corren!
Para no perder la costumbre,
hoy también voy de estreno a Picos: si ya 1/2 estrené los crampones y el saco
de plumas en su día, hoy le toca el turno a unas raquetas TSL Evasión que he
pillado de oferta en el Deca de Oviedo. Yo quería las TSL 225 de oferta en
Forum, pero al ir a por ellas, me informan de que ¡se han agotado en un par de
días! Pues si que está el personal con ganas de nieve ,sí…
Así que al salir de El Cable,
me fijo en la peña que se para a calzar esas raquetas, que son unos cuántos, y
me da por pensar: ¿será éste el mamón que me las ha quitao, será esta la
mamona? Pero la verdad es que los primeros pasos se hacen bien con botas, y con
lo pisado que está el camino, no hay necesidad de entorpecer pieses, así que empiezo a
dejar a la peña atrás.
¡Miale allí al fondo qué
bonico es el jodio!
Joer, pos si que voy
solipankis…O la peña se ha enrollao mucho pa ponerse los trastos, o voy hecho
un mulo, que no creo que sea el caso…
Pero entonces veo que me sale
este chaval por la izquierda, raquetas en ristre, y después de lo que me ha
hecho sudar la última cuesta, pienso que ya va siendo hora de bajar los
plásticos del lomo y estrenar mis TSL. A mayor altitud se ha debido acumular
más cantidad de nieve, pero no ha bajado la temperatura lo suficiente, con lo
cual te hundes más en la parte final del recorrido, que en cotas bajas.
A los pocos pasos de
pingüino, me cruzo con una pareja con carabina, usease, dos barba-faces y una
chica, que me informan de que han pasado la noche en Cabaña Verónica y han
subido al Tesorero. ¡Dita sea que suerte tienen algunos! Eso quiere decir que
hay huella, lo cual es cojonudo para mis propósitos…
-- Osea que está en buenas
condiciones, ¿no? – me intereso.
-- Sí, sí. Nosotros cuando
hemos subido esta mañana hemos tenido que ir abriendo huella, pero ahora la
sigues sin problemas. Bueno, la parte final está pindia ¡eh! – me advierte.
¡Vaya! Eso ya no suena tan
bien L
Al que le interese, puede ver
algunas de sus imágenes en el siguiente enlace. Yo cuando vi a estos muchachos, prometo que
estaban a todo color jijijijij.
Sigo raqueteando con el
Tesorero cada vez más cerca, pensando que no debe faltar mucho ya para llegar a
la Vueltona …
.... ¡Y no me doy cuenta de
que esta vez no hay huella por el camino de verano, y en su lugar he hecho el
sube-baja del Jou, hasta que casi me doy de morros con Cabaña Verónica!
¡Recula Genaro que es pal
otro lao!
¡Fale! Ya tengo mi fotaca
desde el Collado de Horcados Rojos y puedo ver la huella hacia el Tesorero. ¿Y
ahora qué?
Ahora a esperar a ver si
viene alguien, no sea que con huella y tó meta el pienrrel de nuevo en una
torca, y si no hay suerte despacito y hasta donde dicte la prudencia…o la gallinitis.
Me paro a comer unas galletas
de chocolate, y no hay suerte con la primera pareja que me encuentro, que sólo
han venido a hacerse la foto desde el Collado. El chico que me adelantó con las
raquetas, y la mayoría de los que nos seguían, se han parado en Cabaña
Verónica.
Pero antes de que termine de
guardar las raquetas y sacar los crampones, llega otra pareja macho-macho, y
éstos sí, tienen intención de subir al Tesorero. ¡Yuju! ¡Ya tengo acople!
Mientras el chico que iba más
adelantado se para a esperar a su compi, voy avanzando unos metros,
convenciéndome de que esta vez sí, es posible que pueda subir al Tesorero
(apenas visible en esta foto, no se trata de la aguja rocosa que se aprecia a
la derecha, sino de la cumbre que asoma tímidamente). Veremos a ver.
En este punto, veo que las
huellas se bifurcan. Unas hacia la izquierda, hacia lo que creo es la cara Sur,
y otras que siguen la ruta descrita en la guía “50 Ascensiones Clásicas” de
Raúl Lora. La verdad es que más fácil parece la otra…
-- Es que la ruta de Lora es
para el verano me informa Jose
Así que dejamos atrás las
huellas más directas, por así decirlo, y llegamos a un colladín a pie de la
¿cara sur? Vamos, la que da hacia Cabaña Verónica, para aclararnos…
Nos libramos del peso de las
mochilas, y parriba. Gustoso les cedo el turno, faltaría más, y eso que desde
aquí se ve todo muy facilillo, y no intuyo el paso “de pensar” que aguarda
entre las rocas.
Un paso de sólo un par de
metros, que con la roca desnuda o la nieve más dura no sería nada, pero que con
esta nieve reciente ocultando los agarres en roca, y desmenuzándose a cada
intento de asentar el piolet, parece más.
Así que cuando llego a cima…
….Más que deleitarme con las
vistas…
…Miro y remiro el paso malo
de la subida.
Pienso que quizá sea posible
evitarlo alejándonos de la zona de roca, bajando la pendiente de nieve cara a
la pared como ya ha empezado a hacer Jose. Pero como él mismo apunta, no hay
ninguna seguridad de que bajo esa capa de nieve inconsistente no se escondan
zonas de roca aún peores, así que regresamos siguiendo las huellas. Cuando toca
deshacer los 4 pasos de travesía, mi pie derecho no parece encontrar ningún
apoyo firme, y mucho menos aún el piolet, que rasga la nieve como mantequilla y
ofrece menos sujeción que la propia mano. Jose, al ver mi baile de pies, vuelve a subir hasta mi
altura, y me indica que intente encastrar la hoja del piolet en una ínfima
fisura que él ha utilizado antes, al tiempo que me canta los apoyos para pie. La
verdad, sin su ayuda las hubiera pasado putas…Posiblemente me hubiera tenido
que aventurar a abrir huella por la zona de mayor pendiente, como ha decidido
hacer Chema al observar mi indecisión, con resultado satisfactorio.
Un abrazo de agradecimiento,
traguito de agua para recuperar los líquidos que este pedazo de día nos hace
sudar (7ºC
según el reloj de Chema, pero con una sensación muy agradable y sin pizca de
viento, y yo encima he olvidado la crema solar con todo lo que el Calleja
anuncia la suya…), y recogemos las mochilas.
Durante toda la bajada del
Tesorero no nos encontramos a nadie, así que exceptuando los tres que durmieron
en Cabaña Verónica, parece que hemos sido los únicos en subir. Si no me hubiera
encontrado con estos compañeros, no creo que hubiera subido.
Horcados Rojos, que se quedó
a medias a falta de la mini-cresta la vez anterior, se queda en el DEBE para la
próxima.
Para cuando llegamos al
teleférico son las 16:45, así que para intentar encadenar las 2 cumbres en el
día, es necesario ir ligerito y sin entretenerse nada (en invierno el teleférico
cierra a las 18:00). Nosotros apenas paramos para hacer unas fotos en la cima y
comer un sándwich, y doy fe de que mis compañeros bajaron del tirón a buen
ritmo. Tanto es así, que por un momento pensé que buscaban alguna especie de
descuento en el teleférico por llegar antes ;-)
Una cervecita en la cafeta de
El Cable, que encima no me dejaron pagar, y nos despedimos con un intercambio
de direcciones. Creo que los tres nos vamos satisfechos por el estupendo día
que hemos disfrutado en este pico tan coqueto, que no será un 3.000… ¡pero ni falta
que le hace!
¡Un saludo para mis amigos de
Santander!
¡Genial!, yo he subido 2 veces pero ambas en Verano y esta mucho chulo pera las vistas invernales desde la cima son espectaculares!
ResponderEliminarDejamos Tesorero y PeñaVieja para otro día que te acompañe yo :)
Hombre Rafa, ¡eso ya sabes que cuando quieras!
ResponderEliminarLo de "esta mucho chulo" suena a swahili tú!
Si es que tanto trail no puede ser bueno...
;-)