Aprovechando que en Navidades suelen coincidir los Reyes Magos con la nieve en las cimas, decidí que era un buen momento para regalarme unos crampones y un piolet, que ya no tiene uno tanto tiempo para ir de aquí para allá para conseguir que se los dejen bajo fianza, y a la casa de la juventud que solía ir de mozo, como que me daba apuro presentarme con tanta arruga en el jepeto ...
La temporada 2009 - 2010 fue bastante amable en nieves, así que no tarde mucho en poder estrenarlos en Peñalara, muy humilde ella, pero muy querida por los madrileños al igual que La Pedriza, por proporcionarnos tan buenos momentos. Para alguien de fuera, Peñalara no compensaría un viaje. Pero como digo , para los madrileños es nuestra escuela de invierno, donde praticar cada inicio de temporada con los crampones, y recordar cosillas de esas como la autodentención. Conviene madrugar bastante si quieres encontrar sitio en el parking de Cotos, y aún así es probable que te encuentres las cascadas ya ocupadas por gente que haya vivaqueado a pie de via o madrugado mucho más. Los tubos Central y de La Ceja, los más conocidos, pronto empiezan a llenarse de montañeros ávidos de nieve también, provocando que más que huella, lo que encuentres al subir sobre estas canales sean verdaderas escaleras.
Esta es la primera imagen del circo que se aprecia al aproximarse a la Laguna de Peñalara desde el parking de Cotos. En sombra, la Canal de La Ceja. Separada por unas rocas, el Tubo Central.A la derecha del todo, las cascadas.
Como primer contacto, sigo la huella del Tubo Central, sin ninguna dificultad. No sé exactamente la inclinación que tiene, unos dicen que 35º , otros le dan algo más...Yo creo que es apropiado para iniciarse, y la única dificultad puede ser la salida si se pretende hacer directa, pero escaqueándose por la derecha, se puede eludir. Además ,los días en que el tamaño de la ceja así lo aconseje (la ceja es en realidad una cornisa que se forma en la parte superior), es posible que encontremos un cartel prohibiendo la actividad por el riesgo de aludes.
En esta vista de la laguna helada, da la impresión de que la pendiente es mayor, pero como digo también hay que tener en cuenta el peazo huella que con toda seguridad encontraremos cualquier fin de semana.
Para darle un poco más de emoción al estreno piolo-cramponil , cojo el desvio de la izquierda hacia el tubo del robot. En este paso hay que lucirse un poco más, como siempre dependiendo del estado de la nieve. Clavo el piolo en plan tracción, todo confiadote y ...ups! Como que se me hace largo el paso.
-- Hay un invertido bueno para la mano izquierda en esa roca - me chiva un chaval que espera a que yo suba.
¡Acabáaaaaaramos! Así sale mucho mejor, donde va a parar. Le doy las gracias, y después me dedico a sacarle alguna foto de recuerdo.
Aquí ya saliendo del tubito. En la parte superior de la foto se aprecia la de gente que había disfrutando de tan magnífico día.
Desde donde me encuentro, es un paseo lineal, sin pendiente. Como veo tanta nieve, no me molesto en quitarme los crampones...hasta que las piedras empiezan a crujir bajo las puntas, y prefiero perder 5 minutos quitándomelos que destrozarlos el primer día.
La mayoría se detienen en la anchísima cima de Peñalara a disfrutar de las vistas, y después emprenden el regreso por el mismo sitio. Pero un grupo que llevo delante continua hasta el siguiente pico, el Claveles.
Me detengo para observar qué camino toman en la parte más rocosa de la cresta, y vuelvo a calzar crampones para seguir su huella. Me entretengo un poco para dejarme alcanzar por otro montañero solitario, al que le pregunto si se dirige pallá y si le importa que le siga, a lo cual me responde afirmativamente. Al principio voy un poco distanciado y no hablamos mucho, quiero fijarme bien en sus pasos y aprovechar para sacar alguna fotillo como esta, que por una vez no me quedó demasiado mal.
Tras la foto de cima, me indica que es más bonito bajar hacia la Laguna de los Pájaros que regresar por el mismo sitio, a lo cual accedo encantado. El camino nos da para charlar un buen rato, completando así una bonita mañana de montaña. ¡Gracias Mariano por el acople!
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