Si normalmente soy un perrote
para entrenar, ya ni te cuento cuando aprieta el calor…
Decía algún metereólogo
francés algo así como que no íbamos a tener verano este año (enlace).
Y la verdad que el calor ha empezado tarde, y en alguna ocasión parecía que iba
a tener razón, como cuando a finales de
Julio quedé a escalar con Miguelón en La Pedriza , después de currar, y una tormenta
inesperada dio al traste con nuestros planes, obligándonos a buscar refugio
debajo del primer techillo que encontramos.
Pero lo cierto es que, al
menos en Madrid, este verano ha hecho algunos días de tanto calor, que incluso
ha costado conciliar el sueño ciertas noches.
Salir a entrenar en esas
condiciones, requiere de bastante disciplina, pues además del esfuerzo físico, será
necesario un buen madrugón ,o bien salir bastante tarde, pasado un buen rato desde
que se haya escondido el sol. Demasiado para mí…
Así que a medida que fue
apretando el calor, fui desistiendo de mis ya de por sí irrisorias sesiones de
entrenamientortura, hasta aparcarlas por completo.
Con el calor lo que apetece
son otras cosas, como la piscina:
O el cerveceo en las terracitas
de moda...
Puesto que las 2 fotos anteriores corresponden al
madrileño barrio de Chueca, famoso por albergar una nutrida comunidad
homosexual, aprovechar la ocasión para mostrar mi rechazo a las imágenes de violencia
homófoba en Rusia que estos días han denunciado diversos medios de
comunicación.
Si bien últimamente la oleada de casos de corrupción ha
podido conducirnos al desencanto con demasiada frecuencia, creo que nuestra
sociedad sí puede sentirse orgullosa de haber alcanzado unos niveles
de tolerancia a la cabeza mundial, por mucho que algunos se empeñen en liarnos
con las peras y las manzanas (enlace).
VIVE Y DEJA VIVIR, cada uno con sus convicciones y
reticencias, pero siempre teniendo claro, tal como establece el artículo
15 de nuestra Constitución, que "Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes."
Pero volvamos al tema del
entrenamiento…
No sería hasta el regreso a
tierras astures, que decidiera calzar las zapas de nuevo. Precisamente allí
donde en otro
repor expliqué cómo un escenario tan idílico puede motivarnos lo
suficiente…además de los 10º de diferencia respecto al calor de Madrid.
Sesión 1: Posada La Vieja - Playa de San Antolín
Empezamos con un recorrido
suave, de Posada La Vieja
a la Playa de
San Antolín, que a mí me llevó unos 40 minutillos ida y vuelta, con mi
particular trote gorrinero y alguna paradita para sacar la cámara. Ruta con
poco desnivel, negativo de ida, y alguna cuestecilla de regreso, que se hace
bien y recompensa con unas vistas de lujo, como veréis a continuación:
Salimos desde la estación de
tren de Posada, y tomamos el camino de la izquierda:
Pasaremos por una casona
característica donde desearemos no resguardarnos una noche de tormenta con luna
llena. ¡Auuuuuuu!
Al final de este primer
tramo, nos encontraremos con unas indicaciones a unos apartamentos turísticos.
Nosotros hemos de coger el ramal izquierdo. SIEMPRE SEGUIR LOS CARTELES
INDICADORES A LA QUESERÍA BEDÓN.
Ejemplo de cartel
informativo. Ya sabeis: seguir las indicaciones a la quesería.
Una vez dejemos atrás estas
viviendas, pasaremos sobre un pequeño puente sobre la vía del tren, y dejaremos
a mano izquierda una vaquería…que no es la famosa quesería.
Bajadita que a la vuelta
tendremos que subir, y siguiendo la calzada llegaremos a una vivienda algo más
aislada, fácilmente reconocible por una bicicleta “estatuizada” junto a una
réplica de vía de tren. Hay que pasar por debajo del puentecillo que se ve al
fondo.
Al llegar al desvío, a mano
derecha , justo por donde está paseando la pareja de la foto. En rojo,
resaltado el cartel indicador.
Y ya por fin veremos la
quesería a mano derecha, y el camino que hemos de seguir, a mano izquierda.
Ya falta poco. Sólo hemos de
seguir este camino paralelo al río Bedón, con una parte asfaltada y otra en
tierra…
….Pasar por debajo de la
autovía y cruzar el puente metálico sobre el río…
….Y por fin tendremos nuestra
recompensa: las preciosas vistas de la playa de San Antolín con la
desembocadura del río a un lado:
…. Y la de los chiringuitos a
otro J
Sesión 2: Posada – Río Seco
Los chicos siguen fastidiados
con las ampollas de nuestra visita
al Refugio de Vegarredonda, así que decido acercarme a “la elevación
aquella” que domina el pueblo, para apaciguar
el apetito montañero.
Ya subí una vez, pero a costa
de perderme varias veces y sufrir varios arañazos entre la maleza. Así que
espero encontrar un camino más evidente dirigiéndome a su parte menos elevada.
Primer tramo hacia la vecina
localidad de Turanzas, donde un camino habilitado nos evitará correr por el
arcén de la carretera:
Ahí es donde pretendo subir. El pajarraco me
indica “to recto”, pero yo prefiero continuar a ver si veo algún camino.
Pasado Turanzas, se llega a
una gasolinera. Aún no he visto ningún camino a la montañica, así que decido
tomar el desvío a Río Seco, para no alejarme más. Ni idea porque nunca he
estado…
Más info pinchando aquí.
Según el cartelito, son sólo
2Km…¡Joder con los 2Km! Todos cuesta arriba macho.
Veo una casa de pastores y
una cerca, y pienso que algún camino debe llevar hasta allí. Pero, de momento,
no diviso ninguna traza.
Por fin llego al pueblo, y no
tengo ninguna fuerza para ignorar la señal. Así que a correr a menos de 30km/h
se ha dicho… J
Me pierdo por las callejuelas…
Y entonces pregunto a una
amable señora, que me comenta que el camino hasta allí está descuidado y es
fácil perderse, y me recomienda mejor subir al repetidor, desde donde se
observa una bonita vista y el camino está mejor. Bueno, fale. Igual me da un
sitio que otro. Sólo quiero estirar un poco las piernas…
Así que subo por detrás de la
finca con la valla verde como me ha parecido entender…cuesta arriba, por
supuesto….
…Y me encuentro con ésto:
No parece la simple puerta
para que no escape el ganado, y además está cerrada. Así que, aunque sería
posible pasar por uno de los lados, no me atrevo no sea que se trate de una
propiedad privada con perros sueltos. Decido regresar sobre mis pasos, y tomar
el otro desvío:
Ahora sí que veo el
repetidor:
Y en ese momento…¡Guau!
¡Guau! ¡Guau!
¡Cooooño! ¡Puta manía de
tener a los perros sueltos oyes! ¡Tira pabajo, tira pabajo!
Resultaría ser un can más
joven de lo que creía, y según vino a por mí se quedó clavado cuando le grite
“¡Quieto!”. Pero el susto, ¡vamos que si me lo dio!
Nada, nada. Dejamos para otro día el repetidor, y a enfilar toda la bajada:
Si os dais cuenta, al fondo se ve el pueblo del que he venido, y más allá el mar. Un poco de Zoom para verlo mejor:
Pero hasta llegar aún queda
un ratillo por bajar…
Al regresar al paseo peatonal de Turanzas , ya es
pan comido.
Aunque no conseguí mi
propósito, no estuvo mal para desentumecer pantorrillas: aproximadamente 1h y
cuarto, incluídas paradas para preguntar, fotos, y sustos de perros.
Lo suficiente para hacer
ganas de tapear y volver a dedicarme a la mala vida, que eso de entrenar es mu
sacrificao…
Con esta segunda sesión volví
a dar por finalizado el entrenamientortura durante las vacaciones , y a
disfrutar se ha dicho, que no todo tiene que ser montaña:
¡Ya tocará arrepentirse en Septiembre con la
reentré! J
¡Ahí, ahí! ¡Apretando en verano!
ResponderEliminarjejeje.
Saludos