Mejor me los llevo a ver si estrenamos la furgo ... jejeje
Pero, mi gozo en un pozo, que yo había pensado en volver a la Laguna Negra y subir al Urbión que dejamos pendiente, y la meteo no está del todo clara por el tercio norte :-(
Así que a última hora, aconsejado por Chus, nos decidimos por el Alto Tajo, que a fin de cuentas es una zona que llevo tiempo deseando conocer. No he tenido tiempo de planificar mucho el viaje, por lo que mejor vamos de camping: menos miedo para los niños, y más cómodo por tener bar y aseos a mano.
Lo único que tengo claro es que queremos hacer alguna rutilla en bici por la Laguna de Taravilla y alrededores.
Dejo preparado todo la noche anterior, y así el viernes podemos salir escopetaos. Madre la de cosas que hay que llevar con niños: suficiente ropa de repuesto, toalla, neverita para los colacaos, cocinilla tipo bistro, cacerolo grande, farolillo, chucherias...Muchos "lujos" impensables cuando sales con los colegas de vivac con el macuto. Y por supuesto, suficientes cosas para amenizar la jornada: raquetas, petanca, pistolas de agua...
Ponemos a prueba la capacidad de la Dokker, y al final incluso toca llevar alguna cosilla bajo el asiento del copiloto. Ver la entrada anterior sobre la furgo para más detalle.
Hasta Molina de Aragón se va de lujo, pero luego toca carreterilla de montaña con manifa ovejeril incluída:
He visto dos camping anunciados en Internet. He optado por La Serradora, regentado por Antonio y su mujer, que son un encanto. El camping está abierto todo el año según me dijeron, y sirven comidas. El único pero es que no es muy grande, y los árboles aún muy jóvenes, con lo cual quizá sea más recomendable visitarlo en primavera y otoño que en pleno verano. Para llegar hasta él, seguiremos el camino de la derecha al llegar a Peralejos de las Truchas.
A pesar de estar a tan sólo 2:30 desde Madrid, llegamos con el tiempo justo para registrarnos, montar la tienda, y preparar la cena antes de que oscurezca (no he contratado luz eléctrica, y el farolillo del Decathlon no sirve para el exterior). A pesar de ello, no es para nada un día en balde, porque esa noche los chicos se lo pasan en grande jugando con otros niños. Ellos sólo han ido una vez de camping el fin de semana que estuvimos en Laguna Negra, y justo lo que quería es que disfrutasen tanto como yo cuando me llevaban mis padres.
Optamos por dormir mejor en tienda, porque hace bastante calor y creo que los tres metidos en la Dokker podemos sudar la gota gorda.
Sábado 6 de Junio de 2015
Amanece un día radiante. Somos de los primeros en levantarnos, y la verja del camping aún está cerrada.
Vista del camping, rodeado de espectaculares paredes a ambos lados:
Además, tiene acceso a un pequeño río donde poder darse un remojón. Luego lo probaremos.
Aspecto de nuestro chiringuito. Va siendo hora de bajar las bicis del techo y ponerse en marcha.
Vamos allá:
No me gusta ir con los niños por carretera, pero esta de momento está despejada.
Vaya ristra de paredones...
Antonio, el del camping, me recomendó coger una ruta que sale a mano izquierda según se llega al puente, en lugar de ir hacia la Laguna de Taravilla. Pero al ver el cartel, no me resisto a echar un vistazo.
Carteles informativos de varios colores y tamaños:
Venga , vamos a asomarnos un poco:
Al principio muy bien, pista de tierra cómoda y con algo de sombrita. Pero al pasar estas rocas, la cosa cambia (por cierto, tienen alguna pequeña vía equipada de escalada):
Nos encontramos con una cuesta de hormigón que nos obliga a bajar de las bicis y empujar:
Los niños se amotinan, y me dicen que si esto va a ser todo el rato así, menudo rollo.
Decido adelantarme un poco a pie a ver si sólo se trata de esta cuesta y luego la cosa cambia, pero veo que después hay algún sube-baja más. Tampoco puedo "explorar" demasiado, porque en cuanto me pierden de vista, los niños empiezan a llamarme a voz pelá.
Está bien, lo dejamos para cuando tengamos las piernas más curtidas. Estamos acostumbrados a las vías verdes, y esto es otra cosa.Además que una de las bicis es de 18", y sin cambios ni nada...
Volvemos por donde hemos venido:
De nuevo en el puente donde se encuentra el desvío:
Dejamos Guadalajara, y nos pasamos a Cuenca:
Importante: Hay una verja con un cartel de "coto privado de caza". A la vuelta vimos a un señor que justo abría la verja para pasar con un todo terreno, amonestando a otro por haber dejado el coche mal aparcado.
De nuevo pista de tierra en buen estado y con zonas de sombrita:
Los niños ya no tienen muchas ganas de superar ningún repechillo...
Llegamos a una bifurcación. La pista sigue en ligera pendiente, y a mano izquierda sale otro camino que no gana desnivel. Tomamos este último, mala decisión.
Este otro camino está lleno de ramitas, y temo que alguno de nosotros vaya a pinchar. Aunque llevo cámaras de respuesto, no me apetece nada.
Como tampoco tenemos muy claro a dónde nos puede llevar esta senda, y empezamos a ir mal de agua (se han pimplado 1,5L en ná y menos, la verdad que hace calor como si fuera agosto), decidimos darnos la vuelta.
Meeeeedia vuelta, ¡ar!
Regresamos a Guadalajara, cruzando de nuevo el puente:
Y deshacemos el tramo de carretera hasta el camping, prestando algo más de atención, que es sábado y algún coche más se deja ver.
Como no hemos hecho ninguna ruta definida, y aún es pronto para regresar al camping, les propongo seguir hasta Peralejos de las Truchas y tomar algo fresquito en el pueblo.
Pasamos de largo el camping:
Y de repente nos empiezan a adelantar un inmensa columna de triciclos ,como estos. Mejor nos echamos a un lado hasta que pasen (y son unos cuántos, no imaginaba yo que se pudieran vender tantos de esos):
Cartel informativo:
A punto de llegar al pueblo:
Echamos un buen rato en la terreza de la tienda a la entrada del pueblo, porque venimos sedientos y a la sombrita se está de lujo.
Cuando se acerca la hora de comer, emprendemos el regreso. Aprovechemos a disfrutar mientras podamos, que otros ya no pueden. ¡Maldita rutina que tanto tiempo nos roba!
Decidimos comer mejor un plato combinado en el bar del restaurante, con sus bebidas fresquitas, su mesa a la sombra, su heladito de postre...Lo que hablaba de la comodidad. Yo me apaño con un sandwich y dos barritas si hace falta, pero cuando vas con niños,y lo tienes tan a mano...
Hasta que baje un poco el calorazo hay que matar el rato lo mejor que se pueda ¡Creo que es hora de hacer una visita a ese riachuelo!
Después seguimos refrescándonos con las pistolas de agua, echando una petanca bajo los árboles más tupidos, jugando con las raquetas...Así hasta que otros niños regresan de las excursiones con sus padres y se vuelven a juntar una pandilla de chavalines y chavalinas.
Yo me entretengo viéndolos disfrutar con un tercio de vez en cuando, feliz de que quieran apurar rápidamente sus platos de pasta de la cena para volver a los juegos. Esa noche el Barça ganará la Champions frente al Juventus y se montará una buena en el bar del camping, demasiado jaleo para mí. Prefiero entretenerme viendo cómo juegan los chiquillos y pensando cuándo y dónde podremos organizar la próxima...
Sin duda una de las mejores rutas que he hecho. Los niños muy amables, sobre todo los del primer día sin duda. Me lo pasé muy bien. El Camping muy bonito, y las rutas muy agotadoras!!!!! Menos mal que gané la petanca!!!!! Volveré!!!!!
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